Nos han vendido la moto de que nuestro valor está en todo lo que hacemos. Todo lo que podemos hacer a lo largo de un día. Todas esas tareas que hemos apuntado y que vamos tachando.
Cuanto más productiva eres, más te sientes valorada. Porque ir por la vida, como pollo sin cabeza, está muy mal visto.
Que a tu hijo se le olvide que hay que ir disfrazado al cole, o que tienes cita en el médico. Que toca enviar a tu gestora las facturas… que hay que comprar papel higiénico.
Hacemos muchas cosas a lo largo del día. En el trabajo, en casa, para ti, tus hijos… y pensamos que la solución es encontrar el sistema de productividad que nos haga hacer más en menos tiempo.
De esto va el episodio 165 del podcast ¿Qué porras estoy haciendo?. No de cómo me organizo y llego a todo, porque no lo hago, sino de cómo hacer menos.
Escucha el episodio aquí:
Y si eres más de leer, aquí te dejo la transcripción del episodio:
El mal de la productividad, multitasking, carga mental y FOMO
¡Hola! Te doy la bienvenida al episodio 165 del podcast de comunicación estratégica de Salto en Digital, esta que te habla es María Salto y lo que te quiero contar hoy, para mí es un temazo.
Tengo mi cuaderno con tantas notas, que no sé si voy a poder contártelo todo.
¿De qué vamos a hablar hoy? De multitasking, FOMO y JOMO, sentirse quemado, carga mental, fatiga por toma de decisiones y productividad.
¿Cuántos papeles haces a lo largo del día?
Cuando eres emprendedora, además mujer y encima madre, cada día te vistes con diferentes sombreros. El de la creadora de contenidos, el de la responsable de atención al cliente, la enfermera, cocinera y psicóloga, amiga, compañera… y aunque no quiero entrar en temas de reparto de tareas en el hogar, dependiendo de tu situación personal, estos sombreros pueden multiplicarse aún más.
Según un estudio de la Universidad de Cornell, los adultos tomamos miles de decisiones al día. Desde el qué me pongo, a qué desayuno, pasando por el color del nuevo logo, si llamas a tu madre ahora o después…
Esto hace que a lo largo del día, el músculo de la toma de decisiones se vaya cansando, por lo que es por eso que te resulta más fácil caer en la tentación de cenar hamburguesa o pedir comida a domicilio al final del día que a primera hora.
Además, no somos conscientes de todas las decisiones que tomamos a lo largo del día, ya que muchas son en piloto automático.
Dato muy curioso es que es por esto que Obama, Angela Merkel y Steve Jobs siempre se vestían de la misma forma. Una cosa menos de la que ocuparse.
Voy a citar un artículo del periódico El País que habla sobre este tema, te lo dejo linkado en las notas del podcast por si lo quieres leer al completo.
La acumulación de dilemas a resolver (que además, se han multiplicado en la era de la hiperconexión) se llama fatiga decisional y provoca un cansancio mental comparable al agotamiento físico (además de ser un foco de estrés, discusiones, arrepentimientos y procrastinaciones).
A partir de aquí hablan de cómo poner solución a este nuevo mal de la sociedad actual, pero mi objetivo con este episodio no es darte soluciones, no es enseñarte “otro sistema maravilloso” de productividad, que te haga seguir haciendo más, de seguir metida en esta rueda del hámster.
Para mí, la solución no es en cómo ser más productiva, es decir, cómo lograr hacer más cosas, sino todo lo contrario.
Mi historia: cómo tomé conciencia de que no sabía no hacer nada
Te voy a contar una pequeña historia.
Yo comencé con Salto en Digital, cuando mi hijo tenía 8 meses. 5 meses más tarde, volvía a estar embarazada, así que los siguientes 3 años, aprovechaba cada segundo en que mis hijos dormían, para trabajar. Bueno, menos por la noche que dormía. Pero eso significaba que durante sus siestas, los fines de semana también, se dormían, y encendía el ordenador.
Me di cuenta de dos cosas:
- Me costaba mucho concentrarme al pasar de una tarea a otra. O sea, yo no era de las que aunque solo tuviera 50 minutos hacía que contaba.
- Estaba agotada, porque no descansaba.
Cuando empezaron a ir al cole, y a la guardería, al principio seguía igual. Sentía que tenía tantas cosas por hacer, que ponerme a leer o ver la tele después de comer, era impensable. Se me olvidó cómo no hacer nada.
Por no hablar, de que los primeros findes en los que no trabajé en temas de Salto en Digital, me visitó la maldita culpa.
Culpa por no seguir haciendo, por no seguir avanzando.
Hasta aquí esta pequeña historia personal.
FOMO Y JOMO
No sé si estoy curada entre comillas, pero ahora los fines de semana, no suelo encender el ordenador. Y fíjate, el finde pasado me di cuenta de que la aplicación de correo de mi móvil no estaba sincronizada, así que no estaba recibiendo notificaciones. Ahora me estoy pensando volverlo a desincronizar XD.
Bueno, esto tiene que ver con el término de JOMO. JOMO significa joyo f missing out, alegría por perderte algo, en contraposición al famoso FOMO, fear of missing out, el miedo por perderte algo.
Para mí, JOMO es decir no a todo aquello que no te cuadra en el momento. Esto es desde decir no a una quedada con amigas porque es muy tarde y estás muy cansada, pero también es a no descargarte la nueva red social que se ha puesto de moda. Recuerdo cuando en plena pandemia surgió Clubhouse, lo recuerdas? Solo estaba disponible para iphone, y como yo tengo un móvil que funciona con Android, pues no pude entrar. Cuando lo hicieron disponible para Android, decidí que ni loca entraba.
Es por lo mismo que me sigo resistiendo a descargarme Threads, a pesar de todas las recomendaciones de contenido que me hace Instagram sobre diferentes hilos, muchos de ellos los leería, incluso.
Para mí se trata de ser consciente de dónde quiero que se vaya mi tiempo. Y ya sé de sobra que paso demasiado tiempo con el móvil.
Carga mental
Sobre la carga mental. Si he comenzado el episodio hablando de la fatiga por decisiones, la carga mental es ese peso invisible pero real de todas las cosas que tenemos en nuestro cerebro. Son todas las tareas que hay que hacer, todas las llamadas que hay que hacer, las citas a las que acudir. Las mujeres asumimos mucha más carga mental que los hombres, te dejo aquí una noticia con estos datos, que no quiero entrar en ello ahora.
Para mí, este es uno de mis principales problemas, el que llevo años tratando de resolver. De encontrar la manera de librarme de ella.
Al final me he dado cuenta de que no puedo librarme de ella, pero sí que puedo gestionarla mejor.
Libro 4.000 semanas: gestión del tiempo para mortales
El año pasado me leí un libro que me hizo explotar la cabeza. Lo he nombrado varias veces en el podcast, se llama 4000 semanas, gestión del tiempo para mortales, y parte de la premisa de que cuando cumples los 40, ya solo te quedan 4000 semanas de vida. Aproximadamente.
El libro te cuenta cómo en la sociedad actual se valora sobre todo lo que se hace. Lo que se logra. Producir más, tener la casa más bonita, vivir más experiencias, por ejemplo viajando a más lugares… Te suena lo de las listas de cosas que hay que hacer antes de los 30 o de los 40? Pues eso. Más o menos, que se nos ha olvidado cómo no hacer nada, o peor aún, que es una pérdida de tiempo. Quedarte en casa un sábado por la tarde leyendo no está tan bien visto como ir a ver tres exposiciones.
Ya sé que exagero, pero quiero resaltar este punto de vista.
Si tienes un negocio, lo de hacer más todavía es más exagerado. Porque además, utilizamos lo que hacemos, a dónde vamos, para contarlo por redes sociales, para crear imagen de marca.
Aquí te puedo decir que soy totalmente culpable. Me he pasado el verano, compartiendo mi viaje por USA. También es cierto que podía haber compartido mucho más. Es cierto.
Compartir tu vida por redes… ¿con que motivo?
Pero seguro que te suena haber visto algunas stories de algún perfil, en el que sube una foto en el gym, mostrando el ejercicio que ha hecho, dónde ha ido a desayunar, las 3 sesiones con clientes que ha tenido, las 2 propuestas que ha mandado, más el paseo que se ha dado disfrutando de Madrid en otoño, más el testimonio de su cliente de lo maravilloso que es, más la cena en el restaurante de moda a la que ha acudido en su nuevo coche.
Yo ya no sé si hacemos más para contarlo en redes, o qué.
Multitasking
Y para que te dé tiempo a hacer mucho más, es probable que practiques de forma habitual el multitasking. Esto no es solo lo de pasar el aspirador escuchando un podcast, sino más bien escuchar una masterclass mientras respondes emails. O tener una llamada con una compañera mientras escribes el texto de tu último post.
De esto soy muy culpable. Lo reconozco. Pero lo estoy dejando. Al menos lo estoy intentando, sobre todo en temas de trabajo. Porque voy a seguir pasando el aspirado escuchando audiolibros o podcasts. Eso no lo voy a dejar.
En mi caso, veo dos problemas con el multitasking:
- El primero es ese afán de hacer más. O sea, si puedo responder emails mientras escucho una masterclass mejor que mejor, no? Pues no, porque son dos tareas que requieren concentración y al final, o no escucho la masterclass y luego tengo que volver a empezar, o me equivoco al responder.
- El segundo problema es más de base, y es por qué tengo que hacer más. Hace dos años, escuchando un podcast de Brooke Castillo, habló de que es posible ganar más dinero trabajando menos. Mi primer pensamiento fue, ya, claro, seguro? Con toda la ironía y la incredulidad que mi voz mental pudo poner en ese momento. Pero en realidad, para mí la creencia, es, o era, que para ganar más dinero, tengo que trabajar mucho. Porque ganar dinero implica trabajar de manera desproporcionada.
Sin entrar en cuáles son mis creencias limitantes, escuchar a una mujer emprendedora de éxito, hablar de que su objetivo ese año era ganar más trabajando menos me abrió a otras posibilidades.
Al menos, ahora no lo veo como un imposible.
Bueno y hasta aquí, de lo que quería hablarte hoy. Sé que ahora quedaría fenomenal que te contara cuál es mi método o lo que hago en mi día a día para ser productiva, o hacer las cosas que quiero hacer. Sobre todo siendo emprendedora, madre y tal. Pero me sentiría como una impostora porque como bien dice el título del podcast, ¿qué porras estoy haciendo?
Ni muchas veces lo sé.
Cómo manejo mi agenda, por si te ayuda a reducir carga mental, estrés y a avanzar en tu negocio
Lo que sí voy a hacer es contarte dos cosas que hago yo, que me ayudan enormemente.
- La primera es apuntarlo todo en mi agenda. Y utilizo una agenda en papel y Google Calendar. Lo personal y lo del negocio. En Google Calendar lo apunto todo. Citas médicas, reuniones, eventos a los que tengo que acudir… Podría decirte que tengo mis calendario diferenciados por temáticas, o colores… pero la verdad es que a mí me vale con uno solo. En el mío, lo meto todo. Además tengo una agenda donde cada semana apunto todo lo que quiero hacer esa semana en el trabajo. Aquí loque hago es un dump mental, o un vaciado de cerebro, donde sin orden, y cómo salga, apunto todo. Esto es algo que hago el lunes a primera hora. A veces, los viernes a última comienzo con el listado de la semana siguiente. Y luego, lo que hago, es repartir las tareas que quiero hacer cada día de la semana. Aquí ya incluyo reuniones o citas. Y reparto las tareas durante la semana, sabiendo que como máximo, solo haré 3 grandes tareas cada día. Por ejemplo, preparar una reunión con un cliente, grabar un episodio del podcast, preparar un presupuesto… puede ir en el mismo día, pero nada más.
- No más multitasking, a no ser que sea pasear y escuchar un podcast, pero nada relacionado con el trabajo, y darle más al JOMO que al FOMO. Hace tres años me puse como objetivo de negocio el de tener un negocio tranquilo, y esto para mí significó que no quería sentir que iba agobiada por la vida, con miles de cosas pendientes. Esto se tradujo en de verdad ponerme objetivos sabiendo que es lo que quiero hacer, no lo que me toca hacer por la fase de negocio en la que se supone que estoy. Y en si tenía que tener menos clientes a la vez, pues lo haría.
Ahora ya sí que sí, me despido. Como siempre, si te ha gustado este episodio, suscríbete para no perderte el próximo. Si además quieres recibir las notificaciones por email de cada nuevo episodio, hazlo aquí:
Nos leemos la semana que viene
¡Aaaaadiós!